Saturday, March 25, 2006

Sobre las estaciones

A tu lado, Nicolas, no importaría si fuera verano y estuviera a punto de empezar el frío, o si terminara el invierno y estuviera a punto de empezar la primavera, las estaciones todas serían maravillosas, me despreocuparían...serían más plenas. ¿No sería bello poder compartir la pequeña rama de un mismo árbol?


Una de las fotografías tomadas y enviadas por mi hna Patty.
Franconia- New Hampshire, 2006

Friday, March 17, 2006

“Tu mihi sola domus,
tu, Cynthia, sola parentes,
omnia tu nostrae tempora laetitia.”*
Sixto Propercio. Elegías.

Empieza a tardar la llegada del sol estos últimos días de verano, Nicolas. La ventana de mi habitación despierta adormecida por una neblina que cae desde el cielo y se asienta sin razón por todos sus lados, opacándola. Con ese acaecer, el patio de mi morada parece ser un nuevo lugar para recomenzar el frío, creo que necesitaré desempacar más edredones y mantas para las noches que amenazan llegar a esta vieja casa. Pienso, porque ese es el constante estado que se sujeta en mí cada día que te recuerdo, que un claro tempo lento nunca sonó tan triste, tan reducido, tan corroído por los endurecimientos y elevaciones de tu sensualidad, esa que te empeñas en pintar como si fuese sustancial, sin serlo. Me aterra la elección de cualquier pensamiento trivial utilizado para ilustrar la esencia de un bello momento de luna, pero no me importa si otros lo hacen, no lo tolero en ti. No te has dado cuenta que fue ese burdo refinamiento tuyo lo que nos separo, ¿verdad? Podría haber sido distinto, todo podría haber marchado bien, pero... No, no me interesa alimentar fugacidades en el corazón, no es ese el lugar que yo espero.
Los libros acumulados en mi mesa de trabajo nunca me miraron con tanta tristeza ninguna mañana. Y tus cartas, qué decir de tus cartas...empiezan a hacerse agua, a borrar lo bello que había en ellas, las palabras que le regalabas a este corazón que se creía comprendido por el tuyo. Entonces, ¿me he engañado, Nick? ¿entonces, ni nunca fuiste Propercio?, ni siquiera aquel último viernes de julio en que esperabas ansioso verme llegar para presentarme tus cartas y yo, nerviosa y emocionada, dejaba de correr antes de llegar a aquel dintel. ¿Ni antes?, cuando me tenías presa en tu mirada y yo, después de mucho tiempo sin saber qué hacer, atiné a preguntarte la razón desde un poema distante que aquel dormido encendedor de lámparas descubrió. Ni aquella vez que tus primeras cartas llegaron a mis manos como si fuesen una respuesta, aquella que te leía por tres noches seguidas envuelta en lágrimas pues con cada palabra creía que me llamabas Cintia.

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*“Tú sola eres mi casa Cintia,
solo tú, mis padres;
tú, todos los momentos de mi dicha”

Thursday, March 16, 2006

Sería más fácil odiarte Nicolas, sería más fácil no comprender cada palabra, callarme todo lo que quisiera decirte cada vez que vuelvo a ellas, todas las cosas que creo decir y no pareces comprender cuando cae sobre ti una luz que luego regalas al viento con una sonrisa tortuosa y ladeada en la comisura de tus labios.
Nunca sé si llegas a comprender...Quisiera poder responderle a todas las cosas que crees decirme y que yo, seguramente, comprendo mal o no comprendo. Quisiera prohibir las distancias que separan la economía de tu lenguaje de mi propio silencio, ese estrecho camino que se cierra cuando dices adiós, ahora debo irme, después de lanzarme una pregunta que me hiere y me deja perpleja desde mi lado.
Pero no puedo, no resulta fácil...queda todavía tanto.
Ya que no hay puerta a la cual tocar y las ventanas se cierran, ya no volveré a abrirlas, ya no puedo, cada intento es vano. Te equivocas tanto y me equivoco tanto, también. Entiendes mal y yo entiendo mal y las palabras parecen empeñadas en alimentar el camino errado, la gratuidad que acompaña mi paso en esta incomunicación y la otra.
Detesto las distancias Nicolas, las que me acarician y llegan a mi mesa como el doloroso pan de cada día...

Te sigo escribiendo y, del otro lado, Octavio toca mi ventana y me regala una canción de Fito Paez antes de irme a dormir. ¿La oyes?...
Furioso pétalo de sal,
la misma calle, el mismo bar
nada te importa en la ciudad
si nadie espera.
Ella se vuelve carmesí,
no se si es Baires o Madrid.
nada te importa la ciudad
si nadie espera
Y no es tan trágico mi amor,
es este sueño, es este sol
que ayer parecio tan extraño,
o al menos tus labios.
Yo te entiendo bien,
es como hablarle a la pared
y tu podrías darme fe....

Furioso pétalo de sal
la misma calle, el mismo bar
nada te importa en la ciudad
si nadie espera.
Yo te entiendo bien
es como hablarle a la pared
y te imagino dando vueltas en el vecindario.

Algo tienen estos años,
que me hacen poner así
Y decirte que te extraño
y voy a verte feliz.