Sunday, April 09, 2006

Hoy soñé contigo Nick, hace meses que no aparecías en mis sueños. Me has dejado una cálida sonrisa y una preocupación, también, ahora que no sé de ti desde tu despedida y yo a veces me siento impulsada a seguir escribiendo algunas cosas para ti como una mujer que monologa en solitario. Digo que hoy soñé contigo porque no fue anoche, sino hoy, poco antes de las cinco de la mañana en que mi hermana me despertó por el volumen a que había puesto el DVD de En el nombre de la Rosa.
En mis sueños un antiguo profesor nuestro daba una cátedra en inglés en los jardines de mi casa. Sí, ya lo sé, eso ocurre sólo en los sueños, pero deja que te siga contando. Él hablaba con una brillantez espectacular sobre una investigación que había hecho, sus palabras eran magníficas pero se entrecruzaban extrañamente con unas otras parecidas a las de Umberto Eco. Yo, que estaba dormida, desperté en mis sueños y salí de mi cuarto atraída por la curiosidad. Desde el balcón de mi piso pude verlo en el jardín de la casa dirigiéndose a los alumnos que llegaban a ella por no sé que puertas e iban llenado todos los alrededores del primer piso, el patio, el jardín y se colaban por las escaleras que daban a mi piso. Lo escuchaba desde allí, encantada, hasta que percibí una mirada muy fija en mi y volteé a mirar a un costado desde el lugar en que se proyectaba. Eras tú, eras el mismo y a la vez estabas distinto, pero eras tú. Tu mirada inspiraba el mismo efecto de siempre y yo huía la mía distrayéndola disimuladamente entre las otras personas que te acompañaban sin dejar de turbarme, sorprendida. Pero seguía viéndote, estabas delgado y habías dejado crecer un poco de barba en tu rostro, tenías el cabello no tan crecido, lo mantenías como en la última fotografía que antepusiste en la solapa de tu última carta. Permanecías sentado en uno de los lados del jardín , justo frente a mi balcón y muy cerca del profesor al que escuchabas con atención. Te veías muy bien Nicolas y el corazón me daba vuelcos mientras distraía la mirada por otro lado. En unos segundos que parecían eternos empezé a mirarte nuevamente y esta vez tú tampoco disimulabas que tus ojos eran para mí. El corazón me daba vuelcos calmos y dejaba de escuchar al profesor sin saber que hacer, si bajar al primer piso corriendo, si quedarme allí y esperar que tú subieras pues te habías levantado de tu lugar y parecía que ibas a subir o yo ir hacía ti. justo en ese momento el profesor empezó a hablar mucho más fuerte, esta vez sus palabras eran claramente las de Eco, o mejor dicho las de Sean Connery. Entonces desperté, mi Hna. veía la película y eras casi las cinco de la mañana. Desperté sobresaltada, con una sensación muy buena en el corazón, aunque triste por la interrupción. Quise seguir soñando y ya no pude conciliar ni continuar mi sueño. Poco después, salí de mi dormitorio a tomar fotografías al jardín, al paisaje de neblina que se colaba en el horizonte, al rato sentí frío y volví a mi cama. El cielo empezaba a ponerse de un suave celeste. No hace mucho me levanté pues no he podido conciliar el sueño, abordé a mi hna en la ducha, me dispuse a lavar mi rostro con un poco de jabón y a colocar Aquafresh en mi cepillo mientras miraba extrañada y sonriente el espejo del tocador. Mi hermana que siempre esta atenta a mis silencios me pregunto porque sonreía desde el espejo. Le respondí ¡Volví a soñar con Nicolas! No fue necesario que le dijera más, ella sabe que es razón suficiente.
Cayendo en la realidad ahora debo irme a votar, ya veremos quien sale y gobierna nuestro país los próximos años. Dios y las buenas decisiones nos iluminen. Mira que va saliendo un poco de sol, a lo mejor y las cosas salen bien hoy para todos.
Buenos días Nick, tal vez no nos volvamos a ver, empiezo a resignarme a ello. Al menos sé que ahora sabes que te quería, que mi corazón correspondía y aún se empecina en un sentimiento parecido al tuyo. Desde cuándo, no lo sé, seguramente a partir de algún momento que no puede delimitar con exactitud. Hace más de dos veranos que te piensa sin poder ponerle remedio a esa locura. Supongo que así es el amor y así este corazón que siempre me da sobresaltos. Ocurre lo inesperado cuando creo que ya estoy logrando olvidarte, de la nada pasan cosas que me dan la contraria. El corazón se empecina en verte, aunque sea en sueños.

Vanessa

2 comments:

Magda Díaz Morales said...

Las cartas de amor y los sueños se parecen, en unas se escribe lo que se siente y en los otros se vive lo que se hubiera querido vivir. Pero lo hermoso de la vida es mirar para adelante, dicen que para atrás ni tomando vuelo.

Muchos saludos. Y por favor, no me tienes que dar las gracias por visitarte, si te visito es porque asi lo deseo. Y si quieres comentar lo que te escribo sibre tu carta, yo siempre te visito, asi que veré aqui tu comentario.

Suerte en las votaciones, nosotros pronto estaremos en lo mismo.

Vanessa Soldevilla said...

Querida Magda:
A menudo carezco de las respuestas y las palabras adecuadas. Leí tu coment y no he sabido como responderte estos días, lamento no haber podido hacerlo antes.
No volveré a darte las gracias, siento mucho eso. Me agrada saber que deseas visitarme de vez en cuando, me alegra saber que lo haces. Sólo déjame decirte algo que tal vez explique mis reiterados agradecimientos. Poseo una casa solitaria cuyo "cuaderno de visitas" no encuentra más que unos pocos y ocasionales firmantes, los demás resultan seres anónimos que me leen y cuyas idas y venidas puedo adivinar entre el cambio de los números de mi contador. Por ello, cada vez que veo un coment publicado en Borrones o Girar... que es remitido a mi buzón del hotmail (que es el lugar al cual me llegan) no puedo sino tener en la boca palabras que suenan desde mi corazón a: Gracias!, gracias!, gracias!
Pero te escucho, tienes mucha razón en varias cosas. Te escucho y miro hacía adelante...con corazón en mano, sin poder evitar tener el corazón, los sueños, y las cartas de amor en las manos.
He publicado un nuevo post, me avisas de donde proviene lo de "Apostillas"? Leí Cartas a Julieta, sigo pensando en todo lo que me gustaría comentar y no puedo.

Me agradan y alegran tus palabras, siempre.
Vanessa