Sunday, February 25, 2007

Hasta la primavera

He gritado, no sé hace cuánto que no lo hacía. Se experimenta cierta liberación con esa acción, es como si ese grito la preparara a una para la palabra expresada con serenidad, calma. Es curioso, este post lo iba a iniciar distinto, dos líneas y una despedida, pero...

Menciono lo del grito a propósito del consejo de Eliseo hace unos días y de la buena compañía de Maricruz mientras publicaba el post liberador de anoche. Después de una semana atiborrada de trabajo y con nulo tiempo para la reflexión supongo que no era para menos. Ahora, después de este hermoso domingo familiar y este post relegado para estas horas de la noche, se me viene a la mente una anécdota de hace unos días. Entre mis cosas descubrí una antigua ficha de alguna lectura obligatoria que realicé en mis primeros ciclos universitarios. Parece que pertenecía a un grupo de fichas de resumen, probablemente las que formaban parte de un viejo curso de Desarrollo Humano en mi época de estudiante de Educación, mi primera carrera. Las demás las perdí por alguna razón y no sé cómo se salvó la sobreviviente. Únicamente encontré esa vieja ficha blanca, ese vestigio de mis primeros afanes universitarios que hoy luce avejentada, escrita en un tono de tinta que seguramente debió ser azul. En ella dejé trazado un esquema clasifitivo de la evolución del lenguaje, dividía a ésta en dos estadíos de desarrollo según la clasificación que hacia no se qué autor (la ficha bibliográfica también se perdió). En la fase pre-lingüística colocaba el grito, el llanto, los gorjeos (los que hacen los bebés - gorgoritos, balbuceos, laleos, etc-) y las imitaciones de sonido. En la siguiente, la lingüística, se encontraban la pronunciación de halofrases, palabras y contrucción de oraciones en niveles de complejidad distintos, que luego daban paso a otra etapa: la que incluía la posibilidad de elaboración de explicaciones, racionalizaciones y otros usos que implican la utilización de un lenguaje más elaborado y relacionado a la expresión del pensamiento. Este segundo estadío implicaba el desarrollo de habilidades motoras finas puestas en práctica a partir de un proceso lento y gradual dado a lo largo del proceso de desarrollo del ser humano, uno que nos compete a todos sin excepción.

Supongo que a veces necesitamos volver a esos momentos iniciales de la evolución del lenguaje, los momentos previos al estadío lingüístico. Sin embargo, creo que a una edad determinada estos ya no son meros actos guturales o muecas carentes de sentido. Los silencios y los gritos, tienen una razón de ser. En mi caso sustituyen la inicial imposibilidad de perdonar la sandez y la necedad de cierta gente, sustituyen la decepción y cierta indignación acumulada, la impotencia ante mis ganas de maldecir y a la vez de no saber qué decir mientras esperaba una ocasional disculpa que lo devolviera todo al estado de la no ofensa, por quién sabe qué razones que ya no tengo ocasión de mencionar. Pero sé que no es posible. Hay personas que creen que no se equivocan nunca y que no tienen porqué pedir disculpas, ni porqué retractarse cuando saben que han errado, personas que creen que son como dioses en la expresión del lenguaje, en la aplicación de ciertas conjeturas - a veces interesantes e inteligentes, a veces neuróticas y otras tantas idiotas- con las que pretenden recrear una realidad que no quieren conocer realmente pero que ellos prostituyen en la imaginación y quieren presentar como la verdad. Y entonces, ni modo,... prefiero gritar para liberar al silencio, y ya luego todo lo que sigue resulta mejor, al menos para mí. El grito me previene de la devolución de una ofensa con otra ofensa y me deja tranquila, esperando que las cosas caigan por su propio peso mientras continúo con mi trabajo, con mi vida, con las personas y cosas verdaderamente importantes.


Leí hace unos días un texto. Creo que la peor tragedia no es haber absorvido los libros sobre temas trágicos hasta los tuétanos (no conozco ni sé si existirán personas que repitan al milímetro una tipología como ésa), no es haberse creído que la vida es una tragedia, sino el haberla asumido - la vida- con una seriedad tal que impidiera la risa en ciertos momentos. Supongo que la vida también trata sobre aprender a reírse de la neurosis del mundo y de la gente, aprender a restarle importancia a lo que causa daño, a lo que ofende e indigna, aprender a reírse de las pavadas que no le traen mayor provecho al espíritu, y en fin, aprenderse a tomar con mayor ligereza algunas cosas que no merecen importancia ni atención alguna, no más de la que se le da a cualquier payaso. Al menos creo que le hice mucho caso al consejo que me hizo una persona bastante inteligente hace unas semanas y empezé a sonreír, a reírme, y funciona. La vida es llevadera cuando una sonríe frente a la pavada, cuando una se muestra comprensiva ante las carencias reflexivas de los demás y las atribuciones que éstos se toman. Si una sonríe ante eso, el mundo marcha, y sí que marcha bien,tanto como ha marchado esta buena semana de concentración y trabajo :D

Soy una convencida de que la felicidad existe y de que ésta se alcanza en los pequeños detalles que la vida nos regala, ya alguien dijo que se trataba de aprender a disfrutar esos pequeños buenos momentos. El año pasado me ocurrió que olvidé por mucho tiempo en que consistía todo aquello que me hacía feliz. Creo que estos días lo he recordado con vehemencia y de pronto he vuelto a disfrutar de las pequeñas cosas, como hoy que me sentí contenta en el almuerzo de la tarde con toda la familia, tías y sobrinos. Sigo deseando no perderme como en esa canción de Diego Torres que canté bajito como mi deseo de Año Nuevo para este 2007. Sé que será así, a estas alturas de la vida sé que no me perderé nunca.

Estoy dedicada a tiempo completo a un proyecto importante y tengo que dejar el blog por unos meses. No me agrada la idea de dejar en silencio por tanto tiempo Borrones..., quiero mucho este lugar, pero no hay modo de avanzar sino lo hago... Así que bueno, es hora de priorizar. Ya postearé noticias a mi regreso, supongo que muchas se irán acumulando durante estos casi 6 meses de ausencia. Cualquier comunicación para la que se me requiera pueden hacerla a la dirección de contacto en el profile, yo sabré responder a tiempo. Prometo regresar el 1er día de primavera. Sé que extrañaré esta casa mía y a mis amigos que suelen pasar por aquí. Pero es sólo un ¡hasta pronto!
Nos vemos en septiembre. Cariños y abrazos,
Vanessa
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Saturday, February 24, 2007

Estaba pensando en la del Felipe, ese cuadrito de su vida en el que decide comportarse por una vez como una persona madura y dice: ¡Hoy he decidido enfrentar la realidad!
El problema es que ya saben cómo lo dice.
:S
También he pensado en los consejos de Cheo y Maricruz:
Vane, déjalo salir... Gritar ayuda. Así que voy a poner en práctica el consejo.

¡¡¡AHHHHhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh
hhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh
hhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!!! ...

Thursday, February 15, 2007

"La reflexión nace y se mece en la cuna del silencio" (P. Morales, J.S.)
Ayer volví de Pando bastante tarde a casa. No sé si es mi parecer o es que hay algunas personas, por allí un dúo que cree que "El que calla otorga". Yo siempre creí y me comporté de acuerdo al dicho: "A palabras necias oídos sordos". Bueno, hasta que llegó José Antonio y me atropelló la vida. Tal vez sea que decirle ciertas cosas le moleste demasiado a él y sus lacayos, quienes sean y quienes se consideren como tales. No me doy el trabajo de andar averiguando los trapitos sucios de nadie. Aunque no sé, no sé, hay un detalle que no comprendo en todo esto y por alguna razón me molesta. Sobre todo aquella frase de que los hombres son buenos para las matemáticas. Me daré un tiempo para reflexionar antes de decir algo y clocar un nuevo post.
Me alegra tener la posibilidad de oír con libertad a los demás, porque los quiero oír, simplemente por eso. Ya decidiré algo. Sea lo que sea, recomiendo libertad para decir y oír lo que haya que decir y oír a quien quiera hacerlo. Esa es la mayor muestra de libertad y actitud ética frente a la vida, la de decir en voz alta lo que se piensa.
Que tengan un buen fin de semana.
Vanessa
Sábado 17 de febrero

Tuesday, February 13, 2007

Ezequiel: "El que quiera oir que oiga"

Sí, Úrsula tiene razón, lo mejor es estar en movimiento. Sé que le debo a ella mi regreso, a ella y a otra mujer que lleva su mismo nombre; pero sobre todo a la maravillosa casualidad de un reencuentro después de tantos años de distancia. Nosotras dos con los ojos iluminados por la sorpresa y el azar. Ambas hemos cambiado mucho en estos cuatro años de no vernos. Ella sigue siendo la misma chica rubia de ojos claros y bronceado perfecto en una casa de playa en el sur. Mantiene la misma sonrisa de siempre y la misma increíble sencillez, la misma sensatez para comprender su mundo, para explicárselo a sí misma, para criticarlo y no perderse. Mantiene la misma capacidad para escuchar, aunque hoy me parece que posee una madurez vital mucho mayor. Era de suponerse que pasaría. Hablamos un poco, me ayudó a recordar a la cachimba que fui y que ella conoció en el examen de admisión del 98´, se siente tan bien verse en las palabras amables de las personas que te conocen y que confian en ti. Escuchar lo que pensaba de mí fue volver a sonreír y ahora sé que esa sonrisa me durará para siempre. No nos hemos perdido.

Se puede regresar a un lugar después de mucho tiempo (a veces años, a veces meses, días...), pero aunque el lugar siga siendo el mismo -y una siga siendo, en esencia, la misma-, siempre habrá algo diferente. Habrá algo que nos habrá cambiado definitivamente por el cúmulo de experiencias ganadas cuando se detiene una manera de morir y se apuesta por la vida con tanto entusiasmo, con tanta alegría en el corazón y en el rostro. Sé que el descanso que le ha regalado el silencio a mi vida -todas las veces que salí a caminar, tomar un café, comer helados, tomar sol en la playa, conversar con los amig@s; y ahora a volver a las clases de inglés, retomar la tesis con más fuerza que nunca, y a redescubrir los caminos de un querido proyecto literario, a salir con la familia los fines de semana y a volver a todo eso que se llama vida cotidiana-, me han salvado a mí y a este lugar. Este espacio no ha muerto, continúa por eso, porque ha recobrado su sentido original: el de la comunicación y el ejercicio de la escritura.

Ayer cuando iba a Pando a recoger material de la tesis una anciana señora se sentó a mi costado en el carro, acalorada por el sol que había afuera y entraba por las ventanas. Se notaba que había sido guapísima en sus años de juventud, me hacía recordar a una de esas grandes mujeres que han pasado por mi vida enseñándome tanto. Yo la observaba por el espejo retrovisor y sonreía al verla, de verdad debió ser hermosa pensaba. Llevaba una sombrilla amarilla con ella, además de un bolso marrón en sus faldas. Tuve la tentación de saludarla, de preguntarle porqué se veía un poco preocupada pero no lo hice. De pronto el carro cambio de posición y empezó a darle el sol en la cara por la ventana y empezó a quejarse conmigo, le dije que sí, que efectivamente hacía calor y le sonreí. Recordé que una vez vi un comercial de televisión que decía algo así como que la naturaleza es sabia y siempre nos alcanza. Le ayudé a abrir su sombrilla y ella me agradeció y me sonrió, entonces aproveché para buscarle conversación. Le pregunté hacia dónde se dirigía y me contestó que tenía una reunión con su grupo de estudio biblíco, Soy Testigo de Jehová, me dijo.

Había una época (ingresé a la universidad siendo una católica acérrima), en que yo le cerraba las puertas a las personas que decían ese nombre como si hubieran dicho una gran lisura. Aunque con el tiempo cierta rebeldía me tentaba a conocer lo que había del otro lado y mucho más hasta que conocí a un amigo muy importante en mi vida. Le sonreí como respuesta y le dije: Mi mejor amigo es Testigo de Jehová, algunas veces hemos discutido por ese motivo. Verá, yo soy, mejor dicho, era católica. Ahora no lo sé... no voy a misa. La señora abrió los ojos asombradísima y me quedó mirando con gran sorpresa, parecía como si recién se percatara de mí. Le sonreí y le dije: Ya veo, es por eso que carga su biblia. La anciana sonrió mucho más y la sacó de su bolso, me miró con profundidad y la abrió en Ezequiel. Lea aquí, me dijo. Yo pensé para mis adentros: ¡¡¡Oh no!!!; recordaba a cierto cómico personaje en que se había convertido cierto señor que una vez se lanzó a la presidencia, un tal Ezequiel Ataucusi. La miré, ella tenía una convencida seriedad en el rostro y nada, me puse a leer. Quedé impresionada, leí, releí, volví a leer y no podía devolverle su biblia. Me deja anotar, le pregunté. Asintió con una sonrisa y luego me dio una pequeña interpretación de la cita y me habló de la responsabilidad del creyente, de Dios y otras cosas hermosas que guardaré por siempre en la memoria y en el corazón. Volví a recordar cierta vieja responsabilidad, cierto antiguo compromiso cristiano que no he olvidado del todo. Sobre todo en días en que un escritor peruano parece querer emular al tal Ataucusi. Ojalá quiera oír.

Llegué a mi destino y antes de bajar del omnibús le pregunté su nombre, dijo que se llamaba Alicia Amorós y agregó:soy del grupo de estudio de Testigos de Jehová de Pando. Le sonreí por última vez, no sé si algún día intente buscarla. Ya me bajaba cuando ella me regaló un lindo piropo. Ingresé al campus universitario convencida de la importancia de la lectura de este pasaje bíblico en estos días. En mi libreta aún llevo anotada la cita: Ezequiel 3:17-27
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En esta semana me he despedido con la mayor cordialidad y para siempre de una "amistad" del mundo blogger, pero parece que esa persona no comprende que significa que yo me despida de ella. Venir ahora a pedirle a una favores retroactivos es de gente caradura, yo tengo muy buena memoria para la interpretación contextual de las palabras y los consejos, y sobre todo no confío en las personas que editan comentarios ajenos, mucho menos los míos. Sus razones para haberlo hecho las tendrá. Quiero decirle que no se desgaste conmigo, señora, que esta de aquí es la única respuesta, y además, pública, que tendrá. Desde hace unas semanas no me interesa alimentarme de su experiencia y consejos, ya no me interesa en lo absoluto. Aunque le agradezco los que me dio y yo quise tomar, porque reconozco que me ayudaron mucho.
Es extraño, pero parece ser usted de las personas que creen que la cordialidad y respeto en el trato que le hace una muchacha joven, probablemente sin su experiencia, implica que esta sea una "idiota" que ha asistido a una carísima universidad durante varios años a calentar el asiento y a que le regalen el grado universitario. No deje que la subestime. No deje que se deteriore su imagen ante la que intento mantener un respeto. Aprenda de sus errores, de los que ha cometido conmigo. Nunca es tarde para aprender, no hay edad final para el aprendizaje. Yo no quiero desaprender mi capacidad para tratar bien a los demás a pesar de sus bajezas.
Ya se lo dije, pero se lo repito en otras palabras, perdone sino puedo ser más amable: Adiós, procuré Ud. ser feliz y no me escriba e-mails que pretendan tomarme el pelo, porque no me tomaré la más mínima molestia de leerlos. No le haría mal sacar su biblia y leerla un poco en la misma cita que señalo. Sea feliz, que todo el mundo merece serlo.
Ah, unos últimos párrafos para usted que sé gusta leerme (le agradezco esa molestia, yo dejé de tomármela con usted cuando me despedí). Este blog se llama borrones, entre otras cosas, porque esa es la mecánica que aplico desde que lo di a la luz. Si quiere puede llamarlo "libreta provisional de escritos", "cuaderno de borrador". Casi todo lo que escribo va cambiando, ampliándose, reduciéndose, borrándose, embelleciéndose, corrigiéndose, tomando forma, así como la vida lo va haciendo. Esa actividad la saben quienes me leen en este blog, además lo digo en la presentación. Sé que llegará un día en que mis textos encuentren un punto de mediana fijación y de conformidad con la autocensura y autocrítica que yo misma me autoimpongo; es decir, de ser pasados a limpio y ser corregidos en los errores que seguramente una lectora atenta puede fácilmente notar. Pero esa es otra tarea que todavía no puedo hacer por falta de tiempo y, además, porque aún estoy practicando con la escritura, como Ud. comprenderá.
Algo que reafirmo para terminar, para que no le quede duda y no la vayan a sorprender: Yo nunca utilizo "seudónimos", "identidades falsas" ni "caretas nominales" para escribir en la red. Cuando escribo algo o cito algo, o comento algo lo hago con mi propia identidad señalada en esta única cuenta. No tengo tiempo para inventar identidades falsas como veo que hay personas que si se toman el trabajo de hacer. Me causa una gran decepción ver que pasa con multitud de "personas seudónimas", pero bueno, cada quién se traza su propio camino. Le dejé una única nota sin nombre, pensé que me reconocería por mi modo de comentarle, pero dado que no lo hizo le revelé mi autoría como ya vio usted. Le agradezco que estuviera de acuerdo conmigo, aunque no se diera cuenta que era yo en un principio. Por lo demás, no me avergüenza llamarme Vanessa Soldevilla, no deje que la sorprendan. Para mí despedirme de alguien para siempre implica no volver a tener interés por saber de su vida, de lo que escribe, de lo que haga o deje de hacer, mucho menos se me ocurriría volver a comentarle. La vida sigue su curso cuando cerramos una puerta, aunque en este caso la puerta de la que hablo sea su ventana en este mundo virtual. Es una pena, pero asi es.

Adiós, buena suerte para usted.

Sunday, February 11, 2007

Huachipa



Thursday, February 08, 2007