Tuesday, April 22, 2008

Madre:

Tu dolor me duele a través del teléfono. No sé con claridad que te pueda estar pasando allá tan lejos. Aquí extraño Lima, pero el frio de los últimos días me recuerda un poco a la ciudad querida y no es tan distinto. Ahora pienso que seguramente debía llevar tu nombre junto al de abuelita no solo porque papá así lo había dispuesto cuando nací, sino tal vez para recordarme siempre -desde donde él cuidara mi camino- que tu vientre sagrado es mi origen y que solo a ti y en ti me debo, a pesar del dolor mutuo de nuestra distancia, de mi soledad sola. Necesito alcanzar tus mejillas con mis palabras para tranquilizarte y dejarte ir a dormir tranquila al menos esta noche. No más lágrimas en ti ni más tensiones en tus sienes. Mi pena también es causarte tristeza, mi locura -cuando vez que algún daño te causo sin darme cuenta- no poderme en el olvido y escribirte con el corazón en la mano algunas palabras, un instante que dibuje a mi torpeza secando tu rostro en tu amargura cansada de todos estos años. Quiero imaginar que ya no lloras, que te quedas a mi lado abrazada a mí, yo a ti abrazada y así irte durmiendo al menos esta noche, segura ya de tu descanso y de tu calma, protectora fiel de mi sueño.

Los días son buenos en esta ciudad. Salgo lo necesario. Salimos el domingo y los pequeños sonreían una vez en el camino. Yo cansada y falta de sueño logré respirar en algun momento algo de aire puro. El cielo se veía hermoso, un parte de la Cordillera de los Andes se avistaba desde lejos. Después, más allá, como al regreso, S venía a mi lado a sentarse junto a mí en una piedra en la que andaba sola, él, pequeño y con los pies descalzos en diez años; luego K me llamaba a veces, cuando intentaba cruzar un lado del río y me pedía ayuda, pequeña y pura en su sonrisa de nueve años. Tomé algunas fotografías en ese lugar al que fuimos a dar fuera de Santiago, una llanta desinflada, una ruta sin camino y una gran pena por la noche. Tome un recuerdo de minutos para no olvidar aquel lugar, para recordarme a mí misma a quien nunca podría amar por su ceguera y recuperar frente al calor de una chimenea cuan profundo es el amor de aquel a quien amo con todo y su locura.

Caminaba anoche regreso a casa y una pareja circulaba al parecer también por la misma calle y tras de mi. No pude evitar escuchar algo de lo que decían y mirarlos extrañada, entonces recordé algunas palabras que me enviaron hace poco y siempre tengo presentes:
Hay personas que nos hablan
y ni las escuchamos,
hay personas que nos hieren y no dejan cicatriz,
pero hay personas que simplemente aparecen en nuestra vida
y nos marcan para siempre.
(C. Meireles ¿?)

También recuerdo estas otras para algún ciego:
El amor es la mejor música en la partitura de la vida.
Sin él serás un eterno desafinado
en el inmenso coro de la humanidad.
(Roque Scheneider)

Te extraño ma, debo seguir trabajando aunque termine agotada después. Esta es mi vida, lo que tantos años me ha quitado el sueño. Ten seguridad de que todo esta bien, ten calma. Me espera un libro en una biblioteca el día de Cervantes según un programa impreso que vi ayer en la tarde, tal vez me ayude a comprender algunas cosas. Volveré a buscar a ese sacerdote para conversar, lo haré por ti. Mi fe esta asida a esa ferviente y silenciosa oración privada de aquella madrugada, mi agnosticismo a la caparazón de los confesionarios, al genio duro en la estructura de alguna iglesia.

Un beso mamá, te amo, ya no sigas preocupada. Estoy bien, escuchando atenta y fuerte algunas respuestas que llegan para mis preguntas. Descansa por favor tú tranquila, estoy bien, buenas noches.



P.D.: Hace más de un mes preguntó J. si acaso yo tenía más blogs de los que figuran en mis enlaces, o algún seudónimo o varios con el que escriba como hay por allí gente que suele hacerlo. Dije No. Porque no los tengo ni los creo ni formo parte de... ni nada de nada. Unos días después para que no le cupiera duda dejé la anotación de "Mis únicos blogs" para que tenga él (y mis amigos y tú también), la seguridad de que así es. No tengo tiempo para dilapidarlo en tonterías. Besos.

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