Gracia es el hermoso título español de la película Wit (2001) de Mike Nichols, famoso director estadounidense de origen alemán que ha dirigido varias películas. "¿Quién Teme a Virginia Wolf?", "El graduado", "Armas de Mujer" entre otras, figuran en su haber. El drama esta basado en el libro del mismo nombre (traducido como ingenio) y le pertenece a Margaret Edson, profesora y escritora norteamericana ganadora del premio Pulitzer 1999. Su preciosa pieza dramática fue llevada a una impecable adaptación cinematográfica cuya adaptación de guión corrió de la mano de la propia Margaret y de Emma Thompson, la actriz principal de la cinta.
La película la encontré o me encontró y no pude menos que sentirme tocada por la belleza de su contenido que deja mucho para reflexionar acerca del valor de la vida, el dolor, el arte, la poesía y la muerte, alejando cualquier presunción retórica sobre el tema. Como otras tantas películas (ando muy alejada de la TV por cable en los últimos 7 meses), esta la vi incompleta y muy casualmente (igual espero conseguir la cinta completa muy pronto). No obstante, quiero contar un poco la historia, al menos la parte que alcancé a ver y que me dejó tan terriblemente removida al volver a un similar sentimiento de dolor.
El guión es precioso, inclusive poético, y su realización es impecable. En la cinta Emma Thompson realiza el papel de la Dra. Vivian Bearing, una mujer muy reconocida y admirada en el mundo intelectual al que pertenece, una doctora en Filosofía y especialista en Poesía del Siglo XVII a la que en pleno esplendor de su carrera intelectual le diagnostican cáncer ovárico metastásico avanzado y sobre el cual se determina su drama: el de su enfrentamiento a la muerte en la etapa terminal de su enfermedad. De allí que la puesta en escena de sus últimos días de lucha y reflexión frente al dolor de su propia vida como intelectual y ser humano, pueda alcanzar matices extraordinarios sobre la naturaleza del dolor físico y espiritual de un ser que se enfrenta a la muerte.
Los diálogos, las palabras entrecruzadas con el doctor, el auxiliar médico y la enfermera que la atiende, permiten visualizar una relación angustiada médico-paciente frente a la cual se plantean cuestionamientos que mueven a la humanización de la profesión médica. La película critica fuertemente la carrera del doctor en medicina, una profesión que al llenarse de tecnicismos hace olvidar al sujeto que la ejerce el tratar a sus pacientes como seres humanos; sobre todo al definirlos técnicamente, en el caso de Vivian, como un cuerpo enfermo o una cavidad peritoneal compuesta de un par de ovarios metastásicos. Ese trato hace que la Doctora se vea a sí misma como un objeto de investigación a la que un grupo de médicos echan mano indolente en una lujosa y aislada habitación de un hospital que no ofrece una preparación digna para la muerte, una mínima piedad frente al dolor agónico que atraviesa: el concepto de su ser personal es reducido a la mínima expresión de su ser físico, objetual.
En los momentos de dolor y reflexión solitaria en la que Vivian se ve a sí misma ya sin cabellos ni fuerzas para vivir, degradado su ego intelectual al nivel de un simple mortal ubicado frente a la muerte o a la terrible enfermedad que no logra vencer ni con los adelantos de la quimioterapia, señala:
"No puedo expresar lo que siento, hay dolor, no sé como expresarlo con mis propias palabras. Soy una letrada, o lo era, cuando calzaba zapatos y tenía cejas, y poseía cabellos... Es tiempo de dolor... La peor infamia sería ponerme a analizarlo, expresar una elaboración crítica, extensiva de mi dolor. No es tiempo para juegos verbales. No cuando se trata de la vida o la muerte. No sé cómo expresar este dolor...es tiempo de sencillez."
A lo largo de gran parte de la película se pone en ejecución el pensamiento de Vivian expresado a manera de monólogo, su estar frente al dolor, su reflexión como intelectual, pero sobre todo como ser humano en relación con el médico que la atiende. En una de las escenas, aún ante la clara evidencia del padecimiento de un dolor físico, su médico el Doctor Keleckian le pregunta: Vivian ¿Le duele? , y ella murmura "Dios, no me lo puedo creer" . Frente a la sordera y ceguera de su doctor, la salva el conocimiento y cuidados de la enfermera que la atiende y la acompaña hasta el final, Susie Monahan (caracterizada por Audra McDonald).
Alrededor de Europa, al menos en varias ciudades ubicadas dentro y en los alrededores de España, se han realizado puestas en escena de la pieza teatral de Margaret Edson. Aquí encontré una explicación del constraste que hay entre el antes y después de la enfermedad en la erudita, algo que me hace recordar y pensar en cierto profesor universitario:
"Y ahí surge una situación absolutamente inesperada para la docta profesora: Antes era ella la que en sus cursos universitarios ejercía el poder intelectual sobre sus alumnos persiguiendo hasta el extremo un rigor absoluto en la interpretación de los textos literarios, evitando cualquier uso de la retórica, cualquier auto-engaño para situarse lo más cerca posible de la verdad desnuda. Ahora ella misma estará bajo el doble poder de la enfermedad y del terrible tratamiento experimental que la convertirá en un conejillo de indias en manos de los médicos hasta engrosar una lista de datos, de estadísticas, único modo, por otra parte, para hacer progresar a la ciencia en sus investigaciones. Comprensible. La profesora también lo entiende. Pero una cosa es entenderlo, y otra muy distinta sufrirlo."
La película resume en sí misma una necesidad de humanización de la profesión médica, una humanización que creo podría extrapolarse a cualquier tipo de carrera profesional, sea técnica o universitaria, y a cualquier tipo de actividad humana en general. Me quedé pensando mucho en los momentos de dolor en que ella misma procura buscar alivio: "Tranquila Vivian- hoy hace buen tiempo", se repite a sí misma. Quieres que te recite algo, le pregunta una antigua maestra que la va a visitar y ella responde desde su fuero interno: "No, no ,no...". El dolor que sufre no lo consuela la poesía, los libros, de nada le vale su calidad intelectual, nada puede hacer frente al dolor para frenarlo, abstraerlo. Luego, una voz, no se si de Vivian o de la vieja maestra, se deja escuchar "Deja las lágrimas caer Vivian, déjalas".
Junto al dolor padecido por la estudiosa se dejan escapar dos momentos en los que la Vivian Bearing lee a un poeta en el que se ha especializado, el texto es un hermoso poema metafísico de John Donne, el escritor, poeta y clérigo inglés del Siglo XVII, autor de aquella famosa cita que ojalá llegue a una persona que aprecio: "Nadie es una isla, completo en sí mismo cada hombre es una parte del continente, una parte de la tierra".
Creo que la película habla de la dignidad humana, del dolor, del triunfo de la vida frente a la muerte, a pesar de la muerte. El poema leído en la película por Emma Thompson lo busqué con desesperación y logré encontrarlo, es el que he colocado como epígrafe de este post. Abajo dejo una traducción que he logrado encontrar y una recomendación extensiva para que busquen la película en el Blockbuster o tienda de videos más cercano.
El post y el poema va en la memoria de mi amigo Juan Carlos Peña Cuba, hace un par de semanas recibí la noticia de su muerte y ha sido difícil enfrentar los escritos que él me dejó y me fueron enviados por manos de su hermana Silvia desde Sidney. Para él, para su familia y para mi querida My Wonder. Comparto y comprendo la perdida, el dolor, pero sobre todo la belleza de la vida cuando el recuerdo de los que hemos querido se mantiene vivo en nosotros.
2 comments:
Es verdad: la reflexión ante la muerte y la experiencia de la muerte es un sacudón que le cambia la vida a uno... igual que la vida (pienso en un nuevo nacimiento).
Jo, qué curioso: lo mismo que estoy diciendo ahorita lo dijo Joseph Pieper alguna vez: filosofar se produce por un sacudón, dado tanto por el eros (un golpe de amor, un nuevo nacimiento) como por el tánatos.
En fin. Parece mi tipo de película el que citas. Estaré atento. ¿Has visto _Shadowlands_?
QUE BUEN POST!
la vi hace mucho y recuerdo que me hixo llorar como niño sobre todo la poesia final, gracias a esa movie conovia john done y ahora no lo suelto y justo hoy, lo necesito.
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