Thursday, August 17, 2006
Sobre el insomnio y una entrevista al poeta Lorenzo Helguero
En fin, con todo, yo creo que la comunicación es posible. Veo que la metáfora del "gran muro" con que a veces ilustramos a la incomunicación verbal y no verbal es más que general en muchas situaciones. Tan común, que hasta un muchacho que cree no saber nada de metáforas puede utilizarlas para tratar de ilustrarme una situación como esa. Situaciones que causan diálogos como:
-Pero dime a qué quieres referirte que no te comprendo
-¡No es nada, sólo veo que hay un gran muro entre nosotros!
Y claro está, diálogos como ese me pasan y no me queda mas que quedarme mirando perpleja a mi interlocutor mientras el asunto conversacional termina por provocarme un terrible sabor a frustración mientras regreso a casa. ¡Vaya!, my Wonder diría: "las cosas que te pasan Vane". Y yo respondería, sí, es cierto, ¡las que me pasan!
Pero a lo que iba es que había tenido días de insomnio. Los motivos no los sé con claridad, o no puedo explicármelos con exactitud. Hace varios años atrás solía disfrutar de una calidad de sueño normal, placentero; pero en los años recientes he pasado de los días de somnolencia y los de insomnolencia con una rápidez que no me queda más que hacer caso a mi madre y tomar matecito de manzanilla para dormir con tranquilidad, y a las horas debidas, claro está. Bueno, pero los días de insomnio como los que he tenido son productivos, pueden serlo si una sabe aprovecharlos. Si no miren Uds. que uno de estos pasados días me encontré con mi amigo Juanjo y me enteré que hasta hay escritores que saben aprovechar muy bien ese tiempo. Habló de Lorenzo Helguero, un poeta que publicó hace unas semanas su sexto poemario titulado justamente así: Insomnio. Coincidencias temáticas ¿eh?
Entre una pequeña charla y otra que de alguna manera me alegraron la noche y me dieron para sonreír durante la mañana, Juanjo me pasó una entrevista vía msn que le hizo a su amigo el poeta. Él dice que la entrevista esta hecha para ser él mismo su único público lector, yo me sonreí mientras lo leía. No creo que deba ser así. Le pedí permiso para colocar su entrevista por aquí. Él me dijo que ya, normal, pero que no me olvide de citar los créditos que son suyos. A mí me parece súper decir que la entrevista la realizó mi querido amigo Juan José Becerra (con que allí está Juanjo, la colgé tal cual, aunque nunca pude subir la imagen de tu archivo :S). Ojalá les guste leerla.
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1, 2, 3, 4…!! Plastic Toy for You
Lima, Julio del 2006
Dirección, corrección, edición... y el único que lo lee: Juanjo
"Las burbujitas eran para sopapearlas"
PTfY: Lorenzo, ¿qué tanta importancia le das a la música en tu vida?LH: En verdad es bien difícil que me ponga a escuchar un disco. No tengo tiempo para hacerlo. A veces pongo música para que el ambiente no esté tan callado. Si me quiero relajar prefiero ver una película. En verdad lo último que conozco de música es Coldplay, los vi en vivo en Washington hace poco. También me gusta la música en español de los 80’s, sé las letras, me gusta cantarlas. ¡Me gusta cantar! Me gustan Los Prisioneros, Charly García. Si compro un disco es un casi siempre un disco antiguo. Lo último que me he comprado es Cómplices. Osea no he evolucio-nado mucho, me he quedado con los dinosaurios.
PTfY: ¿Te gustan grupos peruanos (ojalá que no digas los Nosequién)? LH: Lo de Mar de Copas, a veces los escucho. Líbido me parece bueno. Pero en verdad no he escuchado mucho rock peruano.
PTfY: ¿Podrías asociar canciones con escenas de tu vida? LH: No sé. Tal vez alguna canción de Silvio Rodríguez con una mujer, eso sí. O más bien puedo asociarla con etapas de mi vida. Cuando estaba en el colegio escuchaba Hombres G, El Tri. Me trae recuerdos. Y ahora no siento mucho esa necesidad de buscar nueva música. Pero lo que sí me parece importante de la música es en lo que yo escribo, buscando cierta musicalidad en la poesía. La musicalidad en un poema es importante. Uno siempre busca ese ritmo o armonía dentro del poema.
PTfY: ¿Cuando eras niño te gustaba escuchar la música de Yola, de Parchís?LH: A Yola no la soportaba. Odiaba ese programa desde niño. Algunas can-ciones las recuerdo y a veces las canto pero burlándome de eso. En verdad eso no me trae buenos recuerdos. Las burbujitas eran para sopapearlas.
PTfY: ¿Qué te parece el proyecto de Watanabe y Rafo Ráez? Donde el poeta escribe letras para canciones, o el compositor toma poemas para musicalizarlos.LH: No lo he escuchado... En verdad esos proyectos no me parecen nada malos. Hay gente que no le gustaba que Serrat musicalizara los poemas de Machado, pero a mí me parece completamente válido. Es la manera en cómo la poesía puede llegar a otro público.
PTfY: ¿Crees que la palabra gana emoción con la música? LH: Sí, de hecho que sí. La música es un apoyo siempre. Incluso una letra mala te puede llegar a gustar si hay una música persuasiva.
PTfY: ¿Alguna canción te ha emocionado fuertemente? ¿Algún disco?LH: Claro, por ejemplo la canción de Silvio Rodríguez, Oh Melancolía, es super triste. Definitivamente si uno está mal, entonces con esa canción te llegas a emocionar. Te sientes solo, melancólico. O la música de la película Cinema Paradiso. Me acuerdo que en una época ponía la música y me sentía pésimo. Es una de las películas que más me gusta. La música me hacía recordar escenas de la película, de la emoción que me producía la película. Siempre escucho Mecano, me encanta. Y algo que me parece absolutamente genial es The Wall de Pink Floyd, y siempre vuelvo. Y también a la película. Para mí es lo máximo. La música y las letras son geniales, depresivas. Definitivamente te golpea. El The Dark Side of the Moon también me gusta. Ahí está la canción Time que es alucinante. PF tiene otra canción Shine on You Crazy Diamond que tiene una introducción instrumental como de 5 minutos y es alucinante. Te emociona ese instrumental... Lamentablemente un día se metieron a mi casa y se robaron todos mis discos de ellos, fue todo un drama.
Los dos chanchitos (de El amor en los tiempos del cole)
tal vez, hermosa, el error fue
haber construido nuestros días
sólo con la húmeda y frágil
madera de los sueños.
PTfY: ¿Tocas algun instrumento?LH: De niño quería ser violinista. Empecé a tocar flauta dulce, para saber cómo leer las notas y luego entrar al violín. Ahí me dijeron te lo compro pero si en verdad quieres tocar. Entonces en vista de tal presión dije que no. Y así se frustró mi carrera de violinista. No quería tener esa responsabilidad. Luego traté de aprender a tocar piano, pero no pude por la posición de las notas en clave de Fa. Estando en la universidad quise aprender a tocar guitarra. Pero me frustré cuando llegué al puente, sonaba horrible. Una vez hice una canción con las cuatro notas que sabía, todo un mamarracho. Aunque sí me hubiese gustado escribir letras y hacer la música.
PTfY: ¿Alguien te ha escuchado?
LH: ¡No!
TfY: ¿Qué otra música te gusta?
LH: Me gusta los valses criollos. Canto valses
PTfY: ¿Otro karaoke en especial?
LH: Alguna de Montaner, Franco de Vita
PTfY: ¿Te gusta la radio?LH: No, no la escucho para nada. No me gusta que elijan por mí, no me gusta la idea de elegirle una canción al resto.
Lorenzo abandonará Lima en unos días pero nos obsequia un nuevo libro: Insomnio, que se suma a otro títulos como El amor en los tiempos del cole (2000) o Boletos (1993).
The end
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(Post-pospuesto el 14 de agosto del 2004)
Sunday, August 13, 2006
Regreso...
Muchas gracias a la sinorigna de las Apostillas. Sin ti, Magda, hoy no sería posible el regreso, los cambios, venir a una casa renovada, con paredes nuevecitas, con la elección adecuada en el matiz de sus colores, tan suaves y dóciles a mis ojos. Gracias por ayudarme a colgar ese precioso cuadro que embellece mi sala y la llena de ese mar que prefiero. Cruzarla, entrar a cada una de mis habitaciones personales implica siempre conocerme en el transcurso. Aun con todos los cambios, el corazón sigue siendo el mismo, y las mismas, también, las ventanas de siempre.
Y no me olvido. También debo dar gracias a Susan Ricalde y a César Pérez-Albela, amigos que me acompañaron esta tarde y las otras en las que empezaron a nacer renovaciones y cambios a través de ciertas ventanas. Gracias César por regalarme ese cuadro, el que luzco en mi sala virtual, y el otro que luce motivos marinos y está compuesto por barcas que embellecen las paredes blancas de mi habitación real. Y miles de gracias Su, por las conversaciones en la madrugada que tanto bien le hacen a la vida y, sobre todo, a esa parte de la casa que está en el centro de nosotras mismas, a aquella que nos habita y llamamos alma.
Cariños sinceros para ustedes.
Vanessa
*La hermosa fotografía de este post pertenece a Vanessa Schwark
Friday, August 04, 2006
Thursday, August 03, 2006
Un viejo librero que parecía poseer muchísima experiencia y conocimiento en lo suyo y encontré por unos de los stands, me dijo que seguramente he de encontrar alguna vez dicho libro si voy a Madrid, el título es reciente y se publicó en esa ciudad, con que mire Ud. Señaló que en todo caso es improbable que encuentre al autor francés en alguna librería limeña pues la edición es demasiado reciente (2006) y la editora nada conocida en el Perú. Tal vez si sigue Ud. buscando, continuó. Se acabó, le dije, es una pena pero me siento bastante cansada como para continuar. Además me esperan en casa, pensé para mis adentros, además hay otras tantas cosas en la vida que buscar libros, entablar conversaciones, intentar despedidas apenas pronunciadas, establecer preguntas que no obtienen respuestas. Además, hay todo un mundo fuera de la feria del que me he olvidado durante demasiado tiempo, durante año y medio de escribir frente a un cielo con muchas lágrimas en los ojos. Muchas gracias por todo de todos modos, señor. El viejo librero sonrió y empezaba a recomendarme algunos otros títulos que no alcancé a escuchar pues le sonreía y me iba alejando del lugar con una sonrisa ajada.
No obstante el no poder encontrar el título de Pascal Quignard compré y tengo otros títulos por leer conmigo. Entre ellos: Saña, de Margo Glantz, editado por Sarita Cartonera; Abril Rojo, de Santiago Roncagliolo en Alfaguara; Humboldt, un libro de poesía de un querido profesor universitario, el italianísimo y bien recordado Biagio D`angelo publicado en la colección Hotel Hotel por Estruendomudo y El Pez que aprendió a caminar de la sencillísima Claudia Ulloa, también publicado por la joven editorial. También tengo en mi haber algunos títulos de tipo ensayístico como: El arte de confiar en los demás de James Pennerbaker; La comunicación no verbal de Flora Davis; Mito y realidad de Mircea Eliade; El espacio vacío. Arte y técnica del teatro de Peter Brook y La infancia recuperada de Fernando Savater, además de Franz Kafka o la soledad de Marthe Robert publicado en la Colección Popular del Fondo de Cultura Ecónomica de México. Con tantos libros y los que ya tengo en mi escritorio descansando la mona vacacional de la tesis, tengo para rato.
El libro de Claudia Ulloa lo compré por recomendación del propio Álvaro Lasso, un amigo y joven editor infatigable al que admiro por su capacidad de no cansarse cuando de libros se trata. La dedicatoria de su autora fue más que bella y emotiva, "Si eres amiga de Álvaro, también eres amiga mía", me dijo, con una mirada amable a la que correspondí con una sonrisa mientras la veía dibujar su dedicatoria con un lindo bolígrafo negro. Por cierto, el libro esta más que estupendo desde que empecé a leerlo. Para muestra un pequeño botón:
.:
quiero ser para ti una herida abierta en tu espalda, como un tajo perfecto sobre tu lienzo imperfecto.una herida que te arda, que se llene del pelo que se te cae, de las peluzas de tus sábanas, del tacto de tus abrazos ajenos. una herida del revés de tu cuerpo, de tu vida al derecho. una herida llena de tus naipes invertidos. quiero ser para ti ésa: tu herida profunda y secreta.
para poder ponerte alas cualquier día.
o
para convertirme en tu cicatriz sin sueño.
Sobre Humboldt qué puedo decir. Me gustan varios poemas que leí al azar, son cerca de 35 si no me equívoco, tal vez un poco más y están en edición bilingüe (italiano-español). Tendré que leerlo completo uno de estos días, sobre todo porque lo escribió un querido profesor al que no veo hace demasiado tiempo y al que encima acabo de descubrir como poeta. Una no termina de asombrarse cuando conoce a alguién y de pronto un buen día descubre una faceta desconocida de su actividad humana. ¡Vaya!, reconocer toda aquella poesía que no sabía que él guardaba dentro, me tiene sobrecogida. Ya citaré algunos poemas bastante bellos. He leído varios al azar pero aún me faltan muchos. De los que leí hay unos dos que creo no entender cabalmente . Mientras no lo logre haré con ellos como que practico fonética italiana al estilo de Rodríguez Mondoñedo, mi antiguo profesor de Fonética que hoy debe andar por las Unites. Decía él que todos los seres humanos somos capaces de emitir todos los sonidos de todos los idiomas del mundo, puesto que nuestra cavidad fonadora esta super bien equipada para hacerlo. De allí a que entendamos lo que se pronuncia fonéticamente, es otro cuento, uno que le competía a la Fonología, curso que no pude llevar al igual que nunca pude aprender italiano. ¿Capicci, profe? Bueno, en realidad estoy haciéndole un poquito de propaganda para que lo lean, ya conversaremos algún día. Trataré de aprender italiano sólo para leerlo en su original materno, aunque sé que cuando se trata de entender a los poetas, nuestras comprensiones siempre serán "aproximaciones", pequeñas idas y venidas sobre unos sentidos cuyas respuestas sólo el poeta posee.
Qué decir sobre Saña de Margo Glantz. Lo terminé de leer casi el mismo día que lo compré y aunque me faltan algunas páginas que quedaron perdidas en algún lugar, he quedado conmovida. Conmovida, pero sobre todo removida por la presencia en el Perú de una investigadora a la que admiro muchísimo. Ella es una de las principales sorjuanistas que incluyo en la bibliografía de mi tesis sobre Juana Inés de la Cruz. La admiro no sólo por lo que escribió, sino por lo que se atrevió a decir y pensar por cuenta propia sobre la monja, muy a pesar del estupendo libro de Octavio Paz, autor mexicano al que también admiro muchísimo. La admiracíón por ella, en mi caso, nace en principio por las cosas que escribe, después ha venido lo otro. Yo "conocí" a Margo por sus escritos sobre sor Juana, por las menciones varias que muchos de los investigadores, a los que acudo como auxiliares en mi tesis, realizan al respecto de su estudios; la conocí por toda esa suerte de conocimiento mediado que supone la obra escrita de un escritor o escritora. Pero, conocerla en persona fue llevar al más alto grado esa admiración. Ella es una mujer muy clara, con un buen sentido de la generosidad frente a proyectos solidarios como el de Sarita Cartonera, una mujer que se deja comprender y que además posee una personalidad interesante, cautivadora, y una presencia elegante en todos los sentidos. No la conocía como narradora y esta feria me ha servido para descubrirla, para saber más de ella. Además, para descubrir, también, que Pascal Quignard es uno de sus escritores preferidos. Creo que en México el escritor es mucho más conocido y leído que en el Perú. Espero hacerme de algunos títulos del autor muy pronto.
Saña es un sencillo y pequeño libro cartonero compuesto de varios títulos cortos. No es una novela, ni un libro de cuentos, ni nada parecido. ¿Qué es, entonces?, pues aún trato de encontrar la palabra exacta. Probablemente quienes podemos leerla, cedamos en principio al libro por la curiosidad, por la admiración que su persona nos causa. Después llegan otras gratas sorpresas. Me queda por leer sus libros Las Genealogías y Síndrome de naufragios, entre otros muchos. Mientras tanto me atrevo a copiar un poquito de su saña por aquí.
Soledad
Una vez hubo una virgen menopáusica que decidió liberarse tanto del adjetivo como del sustantivo y darse a la aventura como los personajes de Julio Verne. Sólo encontró al pájaro roc, el cual, según la leyenda, pone un huevo inmenso y blanco en el desierto, a cuyo pie la sombra es tan amarga como la soledad.